En el complejo tablero de la política colombiana, David Barguil Assis ha labrado una carrera que no deja a nadie indiferente. De ser un joven prometedor en Córdoba, escaló hasta convertirse en una voz influyente en el Congreso y, finalmente, en un aspirante a la presidencia. Su trayectoria está marcada por una defensa inquebrantable de los ciudadanos de a pie, especialmente en temas económicos, y una capacidad innata para conectar con la gente. En este artículo, vamos a desgranar su viaje político: desde sus primeros pasos en el Partido Conservador, pasando por la gestación de leyes clave como 'Borrón y Cuenta Nueva', hasta su ambiciosa participación en la carrera presidencial de 2022. Analizaremos a fondo las ideas que impulsaron su campaña, su rol dentro de la coalición 'Equipo por Colombia' y el desenlace de aquella consulta histórica. Además, pondremos la lupa sobre el impacto duradero de su candidatura y algunas de las controversias que han salpicado su figura. Es un vistazo profundo al hombre que se define como un "rebelde con causas", cuya huella en el panorama nacional es innegable y su futuro político, sigue siendo un tema de conversación obligado.

Contenido:
- Formación y Primeros Pasos: Tejiendo Redes
- De la Cámara al Senado: La Consolidación de un Defensor Ciudadano
- Liderazgo en el Partido Conservador: Un Joven al Timón
- El Salto al Senado y la Visión Presidencial: El Horizonte de Nariño
El Ascenso Imparable: La Forja de un Líder Llamado David Barguil
La historia política reciente de Colombia no puede escribirse sin mencionar a David Alejandro Barguil Assis, un hombre cuya carrera ha sido tan meteórica como llena de matices. Nacido en Cereté, Córdoba, el 23 de junio de 1981, Barguil emergió de la costa Caribe para convertirse en una voz influyente en el Capitolio Nacional y, eventually, en un aspirante a la más alta magistratura del país. Para comprender la magnitud de su figura, es crucial desglosar los cimientos de su formación y sus primeros pasos en el complejo universo de la política colombiana.
Formación y Primeros Pasos: Tejiendo Redes
Criado en un hogar liderado por su madre, una maestra, David Barguil ha relatado en diversas ocasiones cómo la educación fue el pilar fundamental que le permitió forjar su camino. Se graduó en Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la prestigiosa Universidad Externado de Colombia, una formación que le proporcionó una base sólida en los asuntos económicos y estatales que más tarde dominarían su agenda legislativa. Complementó sus estudios con una especialización en Derecho Contractual y una maestría en Gestión Pública de la Universidad de los Andes, demostrando una temprana vocación por el servicio público y un interés académico en la estructura del Estado. Su trayectoria académica no solo le brindó herramientas teóricas, sino que también le permitió tejer una red de contactos que sería vital en su futuro. Fue en la universidad donde conoció a figuras que, como él, estaban destinadas a jugar roles importantes en la política, como Marcos Daniel Pineda, futuro alcalde de Montería y un aliado clave en sus inicios.
Los primeros pinitos de este joven político no fueron en su natal Córdoba, sino en la capital. En el año 2000, colaboró con la campaña al Concejo de Bogotá de David Luna, una figura del liberalismo. Esta experiencia inicial le permitió comprender las dinámicas electorales de una gran urbe, un conocimiento invaluable para cualquier político con aspiraciones nacionales. Sin embargo, su corazón y su proyecto político estaban anclados en su región. Regresó a Córdoba para ser una pieza fundamental en la campaña de Marcos Daniel Pineda a la Alcaldía de Montería en 2007, una victoria que consolidó una poderosa alianza y le abrió las puertas para su propio lanzamiento. Este fue el verdadero punto de partida desde donde su nombre comenzaría a resonar en el imaginario colectivo de los cordobeses.
De la Cámara al Senado: La Consolidación de un Defensor Citizenano
Con tan solo 28 años, en 2010, David Barguil logró un escaño en la Cámara de Representantes por Córdoba, un logro notable para alguien tan joven en una región con estructuras políticas tan arraigadas. No fue una victoria casual; representó la cristalización de años de trabajo de base y alianzas estratégicas. Desde su curul, Barguil rápidamente se distinguió de sus pares. En lugar de dedicarse a la política tradicional, adoptó una postura de 'defensor del ciudadano de a pie', una marca que cultivaría a lo largo de su carrera. Sus debates de control político no eran sobre temas abstractos, sino sobre problemas que afectaban directamente el bolsillo de los colombianos: los altos costos de los servicios bancarios, las cláusulas de permanencia en la telefonía celular y los precios de los medicamentos. Esta agenda lo catapultó a la fama nacional. La gente empezó a ver en él a un congresista que 'peleaba' por sus intereses. Cada una de estas batallas públicas iba construyendo, ladrillo a ladrillo, el perfil de lo que sería su aspiración presidencial. Sus intervenciones en el Congreso, a menudo apasionadas y bien documentadas, le ganaron el respeto de colegas y la atención de los medios de comunicación.
Una de sus luchas más emblemáticas y exitosas fue la tramitación y aprobación de leyes para regular al sector financiero. Barguil se convirtió en el azote de los bancos, denunciando lo que él llamaba 'abusos' en las cuotas de manejo, los cobros por transacciones fallidas y las dificultades para salir de las listas de deudores morosos. De esta cruzada nació la que quizás es su ley más famosa: la Ley de 'Borrón y Cuenta Nueva', una iniciativa que buscaba dar una segunda oportunidad a millones de colombianos reportados en centrales de riesgo, permitiéndoles acceder nuevamente al crédito. Esta ley, junto con otras como la que estableció un paquete de servicios gratuitos incluidos en la cuota de manejo, no solo tuvo un impacto económico real para muchas familias, sino que también consolidó su imagen como un político efectivo y cercano. Cada ley aprobada era una medalla que fortalecía la percepción de que este congresista no solo prometía, sino que entregaba resultados tangibles. Su trabajo legislativo era su mejor carta de presentación, una demostración de que era capaz de enfrentarse a los conglomerados más poderosos del país.
Liderazgo en el Partido Conservador: Un Joven al Timón
Este éxito legislativo y su creciente popularidad no pasaron desapercibidos dentro de su partido. En 2014, David Barguil fue elegido por unanimidad como presidente del Directorio Nacional del Partido Conservador. Con solo 33 años, se convirtió en el presidente más joven en la historia de una de las colectividades más antiguas y tradicionales de Colombia. Este nombramiento fue un hito. Por un lado, representaba un intento del partido por renovarse y conectar con nuevas generaciones. Por otro, era el reconocimiento a un liderazgo que ya trascendía las fronteras de su departamento. Durante su presidencia, el entonces líder conservador intentó modernizar las estructuras del partido y tuvo que navegar las complejas aguas de la política de coaliciones del gobierno de Juan Manuel Santos. Su liderazgo fue puesto a prueba durante el plebiscito sobre los acuerdos de paz en 2016, donde, a pesar de la división interna, Barguil apoyó el 'Sí', una postura que lo distanció de figuras influyentes como Marta Lucía Ramírez. Esta etapa como líder del partido fue un entrenamiento intensivo en el arte de la negociación y la construcción de consensos, habilidades indispensables para cualquiera que aspire a la presidencia. Aprendió a equilibrar las diferentes facciones de su partido, a tomar decisiones impopulares y a defender una visión de país. Aunque su mandato fue relativamente corto, dejó una huella indeleble y lo posicionó como una figura de talla presidencial dentro del conservatismo.
El Salto al Senado y la Visión Presidencial: El Horizonte de Nariño
En 2018, David Barguil dio el salto natural al Senado de la República, obteniendo una de las votaciones más altas del país, con más de 146,000 votos. Esta contundente victoria electoral confirmó que su popularidad no era un fenómeno local, sino nacional. Desde la cámara alta, continuó con su agenda legislativa, pero su horizonte ya estaba claramente fijado en la Casa de Nariño. Cada intervención, cada proyecto de ley, cada debate de control político, era una pieza más en el rompecabezas de su futura campaña. Ya no era solo un congresista por Córdoba; era una figura nacional que representaba una nueva forma de hacer política dentro del conservatismo. El camino estaba trazado. La experiencia acumulada, las leyes aprobadas y el reconocimiento público eran el capital político que lo impulsaría a buscar la nominación para las elecciones de 2022. Su ascenso, desde un joven idealista en Cereté hasta un senador con aspiraciones presidenciales, es un testimonio de su astucia política, su capacidad de trabajo y su habilidad para conectar con las preocupaciones cotidianas de los colombianos. La pregunta ya no era si se lanzaría, sino cuándo. La decisión de convertir su ambición presidencial en una realidad estaba a la vuelta de la esquina, y con ella, el mayor desafío de su carrera política hasta la fecha.

El Reto Presidencial: La Ambiciosa Apuesta de Barguil en 'Equipo por Colombia'
El ciclo electoral de 2022 en Colombia se perfilaba como uno de los más complejos y polarizados de la historia reciente. En este ambiente de alta tensión política, David Barguil decidió dar el paso definitivo. El 20 de octubre de 2021, tras meses de especulación y movimientos internos, anunció su postulación como precandidato presidencial por el Partido Conservador. La bancada del partido, en una muestra de unidad, lo ratificó casi por unanimidad como su aspirante oficial, cerrando filas en torno a su figura más visible y popular. Este fue el momento en que su ambición presidencial dejó de ser una posibilidad para convertirse en una realidad palpable. La campaña por la Casa de Nariño había comenzado oficialmente, y su primer gran reto no sería competir contra la izquierda o el centro, sino contra sus propios aliados de la derecha en una consulta interpartidista.
El tablero político de la centro-derecha estaba fragmentado. Para tener una oportunidad real de llegar a la segunda vuelta presidencial, era imperativo unirse. Así nació la coalición 'Equipo por Colombia', una alianza pragmática de partidos y líderes con ideologías afines, pero con egos e intereses propios que no eran poca cosa. Esta coalición, también conocida como la 'Coalición de la Experiencia', reunió a figuras de gran peso regional y nacional, como el exalcalde de Medellín, Federico 'Fico' Gutiérrez; el exalcalde de Barranquilla, Alejandro Char; el exalcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa; y la senadora cristiana Aydeé Lizarazo. David Barguil entró en esta arena como el representante del Partido Conservador, una de las maquinarias políticas más tradicionales y poderosas del país. La misión era clara: ganar la consulta del 13 de marzo de 2022 y convertirse en el candidato único de la coalición. La competencia era feroz. Cada uno de los precandidatos contaba con un bastión electoral y un discurso propio. Para David Barguil, el desafío era doble: movilizar el voto conservador y, al mismo tiempo, persuadir a los votantes indecisos de que él era la mejor opción para enfrentar al candidato de la izquierda, Gustavo Petro.
La plataforma de propuestas del exsenador se construyó sobre los pilares que había defendido durante toda su carrera, pero adaptados a una visión presidencial. Su lema de campaña, 'Una Colombia sin Hambre y con Oportunidades', encapsulaba sus dos grandes ejes programáticos: la reactivación económica y la política social. En el ámbito económico, Barguil proponía un modelo de 'capitalismo social' centrado en el apoyo a los pequeños y medianos empresarios, a quienes consideraba los verdaderos motores del empleo. Planteaba una reforma tributaria que eliminara exenciones a los grandes capitales y simplificara el sistema para los emprendedores. Su discurso se enfocaba en la creación de 2 millones de empleos y en la lucha frontal contra la inflación, un tema que afectaba especialmente a las clases populares. En los debates, insistía en que la mejor política social era un buen empleo, una idea que resonaba con la ética de trabajo de muchos colombianos. La experiencia como defensor del bolsillo de la gente era su principal activo; el público ya asociaba al excongresista con la lucha contra los abusos económicos.
En el frente social, su propuesta estrella era 'Una Colombia sin Hambre'. Este programa buscaba establecer un sistema de asistencia alimentaria directa para las familias más vulnerables, inspirado en programas como 'Hambre Cero' de Brasil. El plan incluía subsidios directos, bancos de alimentos y un fuerte componente de producción agrícola local. David Barguil argumentaba que era inaceptable que en un país con la riqueza agrícola de Colombia hubiera gente pasando hambre. Su origen de provincia y su sensibilidad hacia los problemas de la Colombia rural le daban credibilidad a esta propuesta. Además, en temas de educación, proponía ampliar la gratuidad en la educación superior pública y fortalecer el ICETEX, continuando la línea de su ley para eliminar los intereses en los créditos para los estudiantes de estratos bajos. En temas de seguridad, mantenía una postura de mano dura contra la delincuencia y el narcotráfico, apoyando la aspersión aérea de cultivos ilícitos y el fortalecimiento de la fuerza pública. Fiel a los principios de su partido, se mostró en contra de la despenalización del aborto, un tema que generó intensos debates durante la campaña.
La estrategia de campaña del aspirante conservador se centró en recorrer el país incansablemente, llevando su mensaje a las plazas públicas y a los medios de comunicación regionales. Su juventud y energía le permitían mantener un ritmo frenético. En los debates televisados, se mostraba como un político preparado, con cifras en la mano y propuestas concretas. Intentaba diferenciarse de sus competidores en la coalición presentándose como el único con una verdadera maquinaria de partido a nivel nacional y con una trayectoria legislativa demostrable. Sin embargo, esta misma fortaleza también era vista como una debilidad por algunos sectores, que lo asociaban con la política tradicional. Su gran desafío era convencer al electorado de que, a pesar de pertenecer a uno de los partidos más antiguos, su proyecto representaba una renovación. Las redes sociales jugaron un papel crucial en su estrategia, utilizando plataformas como Twitter e Instagram para comunicar sus propuestas de manera directa y para confrontar a sus adversarios. El objetivo era claro: movilizar la estructura del Partido Conservador, pero también atraer a un nuevo electorado, más joven e independiente, que valorara sus logros y su discurso de cambio.
Llegó el día de la consulta, el 13 de marzo de 2022. Millones de colombianos acudieron a las urnas para elegir no solo el nuevo Congreso, sino también a los candidatos únicos de las tres grandes coaliciones. En el 'Equipo por Colombia', la competencia fue intensa. Al final de la jornada, los resultados fueron contundentes. Federico Gutiérrez se alzó con la victoria con más de 2.1 millones de votos. Alejandro Char quedó en segundo lugar, y David Barguil ocupó la tercera posición con 619,707 votos. Aunque no logró el objetivo de ganar la consulta, no fue un resultado despreciable. Su votación demostró la lealtad y la capacidad de movilización del voto conservador. El político había logrado consolidar una base electoral importante que sería clave en la primera vuelta presidencial. Fiel a las reglas de la coalición, Barguil inmediatamente reconoció la victoria de Gutiérrez y se sumó a su campaña, llamando a la unidad de la centro-derecha para las elecciones de mayo. La experiencia, aunque no exitosa en su objetivo final, fue un capítulo fundamental en su carrera. Lo posicionó definitivamente como una figura presidencial, le dio una plataforma para exponer sus ideas a todo el país y lo consolidó como el líder indiscutible del Partido Conservador. La batalla por la consulta del 'Equipo por Colombia' fue una prueba de fuego que, a pesar de la derrota, fortaleció al político y sentó las bases para el futuro de David Barguil.

Legado, Controversias y el Futuro de David Barguil Tras la Candidatura
La carrera presidencial de 2022, aunque no culminó con una victoria para David Barguil, dejó una marca indeleble tanto en su trayectoria personal como en el panorama político colombiano. El análisis de los resultados y el legado de su campaña revela a un político que ha alcanzado un nuevo nivel de influencia, pero que también enfrenta desafíos significativos que definirán su futuro. La experiencia de ser un contendiente presidencial fue una maestría intensiva en política nacional de alto nivel, una vivencia que lo ha transformado y lo proyecta como una figura central en los próximos ciclos electorales.
El resultado de la consulta del 'Equipo por Colombia', donde obtuvo el tercer lugar, puede analizarse desde varias perspectivas. Por un lado, demostró la fuerza y disciplina del voto conservador, que le otorgó más de 600,000 sufragios. Sin embargo, también evidenció los límites de esa misma maquinaria en una contienda abierta contra candidatos con un mayor atractivo en los centros urbanos y en el voto de opinión, como Federico Gutiérrez. La campaña de Barguil fue fuerte en las regiones con presencia histórica del partido, pero no logró trascender con la misma fuerza en el electorado independiente. Factores como el arrollador poder de la familia Char en la costa Caribe, que impulsó a Alejandro Char al segundo lugar, y el posicionamiento de Gutiérrez como el candidato que mejor aglutinaba el sentimiento anti-petrista, fueron determinantes. A pesar de un discurso sólido y propuestas bien estructuradas, el impulso mediático y la percepción de 'voto útil' dentro de la coalición jugaron en su contra. La experiencia, no obstante, consolidó su liderazgo interno. Ya no era solo un senador popular; era el hombre que había llevado las banderas del partido en una contienda presidencial, un mérito que le otorga un capital político considerable para el futuro.
Sin embargo, la carrera de una figura pública de alto perfil como David Barguil no está exenta de controversias. Estas han formado parte del escrutinio público al que se somete cualquier político que alcanza la prominencia nacional. Una de las críticas recurrentes, especialmente desde sectores de izquierda y de opinión, ha sido su origen político ligado a estructuras tradicionales de Córdoba, específicamente la casa política de la familia García. Sus detractores argumentan que su ascenso no se puede desvincular de estas alianzas clientelistas, una acusación que Barguil siempre ha rebatido, defendiendo que su caudal electoral se basa en el trabajo y los resultados de su gestión. Adicionalmente, durante la campaña, su postura conservadora en temas sociales, como su oposición al aborto, generó fuertes críticas de los movimientos feministas y de los sectores más liberales de la sociedad, que lo veían como un representante del tradicionalismo.
Más recientemente, una controversia de índole judicial ha acaparado titulares. La Corte Suprema de Justicia lo llamó a juicio por un presunto caso de tráfico de influencias y cohecho propio, relacionado con la supuesta gestión de recursos para un municipio a cambio de beneficios para su campaña al Senado. Barguil ha defendido su inocencia y ha manifestado su respeto por las decisiones judiciales, pero el caso representa una sombra sobre su carrera. Para una figura que ha construido su marca en la lucha contra la corrupción y los abusos, cualquier investigación de este tipo es particularmente dañina. Cómo se resuelva este proceso judicial será determinante para la viabilidad de un futuro proyecto presidencial. Este tipo de investigaciones son a menudo parte del riguroso escrutinio que enfrentan los líderes políticos, y para un análisis completo de su carrera, es vital consultar fuentes oficiales como los registros de la Corte Suprema de Justicia de Colombia para seguir el desarrollo de estos procesos.
A pesar de estos desafíos, el legado de la campaña de 2022 es significativo. El exsenador logró posicionar en la agenda nacional temas como la lucha contra el hambre y la defensa del bolsillo de los ciudadanos. Sus propuestas, aunque no se implementaron, enriquecieron el debate y obligaron a otros candidatos a pronunciarse sobre estos asuntos. Para el Partido Conservador, su candidatura representó una reafirmación de su vigencia y la consolidación de un líder de relevo generacional. Barguil demostró que el partido podía presentar un candidato propio, joven y con ideas, capaz de competir en la arena nacional. Esto fortaleció su posición interna y lo convirtió en la figura de referencia para el futuro del conservatismo.
¿Y cuál es ese futuro? Tras las elecciones de 2022, Barguil ha mantenido un perfil activo, comentando la actualidad política y ejerciendo un rol de oposición constructiva al gobierno de Gustavo Petro. Su nombre suena constantemente como una de las cartas más fuertes de la centro-derecha para las elecciones presidenciales de 2026. Recientemente, se ha hablado de su intención de regresar al Senado en 2026 como plataforma para una nueva aspiración presidencial. La experiencia acumulada le ha dado una mayor madurez política y una comprensión más profunda de los desafíos del país. Es muy probable que el proyecto de David Barguil vuelva a tomar forma en los próximos años. Su reto será aprender de las lecciones de 2022: necesitará ampliar su base electoral más allá del voto conservador tradicional, conectar de manera más efectiva con el electorado urbano e independiente, y, sobre todo, resolver satisfactoriamente los cuestionamientos judiciales que pesan sobre él. Si logra superar estos obstáculos, la posibilidad de ver a David Barguil no solo compitiendo, sino ganando la presidencia, es un escenario plausible en la siempre cambiante política colombiana. Su historia, lejos de haber concluido, parece estar entrando en su capítulo más decisivo.