Desde su creación por el expresidente Álvaro Uribe, el Centro Democrático ha sido un protagonista indiscutible en la política colombiana. Este análisis de movimientos políticos, fruto de años de seguimiento a sus movimientos, te lleva en un viaje desde su fundación, pasando por su ascenso al poder, hasta su actual rol en la oposición. He visto de cerca su evolución y en este texto profundizamos en el perfil de figuras destacadas. Desvelamos las claves del complejo ajedrez que se juega de cara a las elecciones de 2026, explorando quién podría ser el próximo en liderar su proyecto político.

Génesis y Consolidación: La Historia del Centro Democrático
Tabla de Contenido
- 1. Origen y ADN del Partido: La Visión de Uribe
- 2. El Debut Electoral de 2014: Una Fuerza Irrumpe en la Escena
- 3. La Bancada Fundacional y su Misión en el Congreso
Origen y ADN del Partido: La Visión de Uribe
Para entender al Centro Democrático, hay que transportarse al turbulento 2013. Recuerdo la agitación política de aquellos días; el partido no nació como una agrupación más, sino como la encarnación de un movimiento político en respuesta directa a las negociaciones de paz del gobierno Santos con las FARC. [2, 7] Esta génesis, impulsada por Álvaro Uribe Vélez, le imprimió un ADN muy claro, basado en cinco pilares que he visto defender una y otra vez a sus miembros: Seguridad Democrática, Confianza Inversionista, Cohesión Social, Austeridad Estatal y Diálogo Popular. [2, 14] Estos no son simples lemas de campaña, son la brújula que guía a cualquier aspirante que quiera llevar las banderas del partido.
El Debut Electoral de 2014: Una Fuerza Irrumpe en la Escena
La creación del partido fue un movimiento audaz que supo capitalizar el inmenso caudal político de Uribe. Él se convirtió en el punto de encuentro para miles de colombianos descontentos con el rumbo del país, bajo la promesa de 'Mano firme, corazón grande'. Su primera prueba de fuego fueron las elecciones de 2014. El resultado fue contundente: 20 senadores y 19 representantes, una hazaña que los consolidó como una fuerza política real. [2] Fue en esa contienda que vimos al primer candidato presidencial del uribismo, Óscar Iván Zuluaga, llevar la elección a una reñida segunda vuelta. Aunque no ganó, la campaña demostró que el Centro Democrático había llegado para ser un actor principal en la política nacional.
La Bancada Fundacional y su Misión en el Congreso
El éxito inicial estuvo íntimamente ligado a la figura de su fundador. La estrategia para el Senado en 2014, con una lista cerrada encabezada por el propio Uribe, fue una jugada maestra para asegurar una bancada leal y cohesionada. [13] Los primeros senadores del Centro Democrático se convirtieron en los defensores más férreos de la ideología del partido en el Capitolio. Su principal misión fue una oposición firme al proceso de paz, argumentando los riesgos de la impunidad. Figuras que hoy son claves en el partido dieron allí sus primeros pasos, forjándose en el debate público. La selección de estos primeros congresistas no fue al azar; se buscaban perfiles combativos y leales. Esta bancada sentó el precedente de lo que sería el partido en los años siguientes: una defensa apasionada de sus convicciones y una oposición sin tregua, posicionándose claramente en la derecha del espectro político colombiano.

La Prueba del Poder y el Regreso a la Oposición
La llegada a la Casa de Nariño en 2018 fue, para muchos en el partido, la culminación de un sueño. Con Iván Duque como presidente, el Centro Democrático tuvo la oportunidad de implementar su visión de país. [13] Desde mi experiencia, he visto que gobernar es siempre más complejo que hacer campaña. El mandato de Duque se enfrentó a retos monumentales como el estallido social y la pandemia, eventos que pusieron a prueba la capacidad de gestión del gobierno y la cohesión del partido. La percepción de una fuerte influencia del expresidente Uribe sobre el gobierno fue un tema recurrente que, para algunos, terminó por erosionar la imagen del partido de cara al futuro.
Las elecciones de 2022 marcaron un antes y un después. Fue un golpe duro. El partido vio reducida significativamente su presencia en el Congreso, pasando a 13 senadores y 16 representantes. [2] A pesar de tener figuras de gran reconocimiento en la lista al Senado, como Miguel Uribe Turbay, no se logró replicar el éxito de años pasados. [4] En la carrera presidencial, la situación fue aún más compleja. Tras un proceso interno que no logró consolidar una candidatura fuerte, el partido se quedó, por primera vez, sin un aspirante competitivo. Este resultado no fue una casualidad; reflejó el desgaste natural del poder y un cambio profundo en el sentir de un electorado que decidió apostar por una alternativa completamente diferente.
Hoy, el Centro Democrático ha vuelto a la que fue su primera casa: la vuelta a la oposición. Figuras como María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Miguel Uribe Turbay son las voces más visibles y críticas contra el gobierno actual. [21] Desde sus curules, lideran la fiscalización y el debate, manteniendo viva la plataforma ideológica del partido. Aunque no es un rol nuevo para ellos, el escenario es distinto. Ya no son la principal fuerza de oposición en número, pero su disciplina y capacidad mediática los mantienen como un actor relevante. Su labor actual es crucial para preparar el terreno con miras a 2026, un desafío que definirá el futuro del partido y que recae sobre los hombros de su bancada y su dirigencia.

El Crucial Ajedrez de 2026: ¿Quién Tomará el Timón?
Con la vista fija en 2026, el Centro Democrático está en un momento de reflexión estratégica. La gran pregunta que resuena en los círculos políticos es quién será su próximo candidato presidencial. Esta es, sin duda, la decisión más importante que enfrentará el partido. A diferencia del pasado, donde la palabra de Álvaro Uribe era casi definitiva, hoy se perfila una baraja de precandidatos con estilos y bases de apoyo propias. Nombres como los senadores María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Miguel Uribe Turbay y Paola Holguín, junto al exgobernador Andrés Guerra, ya están en la línea de partida. [5, 8] Cada uno representa un matiz distinto dentro del partido, lo que anticipa un interesante debate interno para elegir a su líder.
El partido ha señalado que usará encuestas para medir el pulso de los aspirantes, una jugada estratégica para evitar el desgaste de una consulta interna y mantener las puertas abiertas a futuras alianzas. [12, 23] Lo que está en juego es encontrar un candidato que no solo movilice a su base tradicional, sino que logre conectar con nuevos votantes y presente una visión de futuro renovada. [13] Por ejemplo, mientras María Fernanda Cabal representa el ala más dura con un discurso directo, Miguel Uribe Turbay busca proyectar una imagen más de gestión y juventud. [17, 4] Paloma Valencia y Paola Holguín, por su parte, aportan una vasta experiencia legislativa y un profundo conocimiento del partido. [5]
Al mismo tiempo, la conformación de la lista al Senado será clave. La sugerencia del expresidente Uribe de volver a una lista cerrada es una señal de que buscarán máxima disciplina y lealtad en su próxima bancada. [12] La estrategia es clara: armar un equipo legislativo sólido que sirva de plataforma y soporte para quien sea elegido como candidato presidencial. A lo largo de mi carrera, he aprendido que el éxito de un proyecto político depende de su capacidad para adaptarse sin perder su esencia. El futuro del Centro Democrático en 2026 dependerá de cómo resuelvan este dilema: elegir al líder correcto y presentarle al país una propuesta que responda a los nuevos desafíos, sin renunciar a los principios que los vieron nacer. Para conocer sus posturas oficiales, se puede consultar el sitio web del Centro Democrático. [16]