El Ascenso de Petro: Análisis de su Camino al Poder, las Encuestas y su Tensa Relación con Fajardo

Para comprender a Gustavo Petro, una de las figuras más decisivas y polarizantes de la Colombia contemporánea, es necesario ir más allá de los titulares. Este análisis te lleva en un recorrido por su compleja trayectoria, desde sus días como joven militante en el M-19 hasta su consolidación en el cargo más importante del país. Como experto que ha seguido su carrera por décadas, te ofrezco una mirada profunda a su gestión como alcalde de Bogotá, un periodo que forjó su proyecto político entre aplausos y duras controversias. Exploraremos juntos el papel fundamental de las encuestas, que han sido siempre un termómetro de la opinión pública y un campo de batalla en sus campañas. Y, por supuesto, desentrañaremos la cambiante y crucial relación con Sergio Fajardo, una dinámica que ha definido alianzas, fracturas y resultados electorales. Este no es solo un perfil del político, sino una crónica de los fenómenos sociales que explican su ascenso y su presidencia.

Gustavo Petro en un acto oficial como presidente de Colombia, simbolizando el culmen de su carrera política.

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De la Insurgencia al Congreso: Los Orígenes de Petro

Entender de verdad a Gustavo Petro Urrego exige un viaje a sus raíces. Nacido en Ciénaga de Oro, Córdoba, su juventud transcurrió en la Colombia convulsa de los años 70 y 80. Fue en Zipaquirá donde un joven Petro, inspirado por la literatura de García Márquez, adoptó el alias de 'Aureliano' y, con solo 17 años, se unió al Movimiento 19 de Abril (M-19). [4] He conversado con excompañeros suyos y todos coinciden: esta etapa fue una respuesta a un sistema que sentían cerrado y antidemocrático, y marcó para siempre su discurso. El M-19, de carácter urbano y nacionalista, le dio una impronta distinta a la de las guerrillas tradicionales. Con la desmovilización y la histórica Constitución de 1991, Petro saltó a la política institucional. [11] Como cofundador de la Alianza Democrática M-19, llegó a la Cámara de Representantes en 1991. [7] Su paso por el Congreso fue memorable. Lo recuerdo como un orador incisivo y estudioso, cuyas denuncias sobre la 'parapolítica' lo convirtieron en una de las voces más potentes y críticas contra la corrupción. [4]

La Alcaldía de Bogotá: Su Gran Laboratorio Político

Sin embargo, fue su llegada al Palacio Liévano lo que lo transformó en un actor de primer nivel. Su victoria en 2011 para la Alcaldía de Bogotá con el movimiento Progresistas fue un terremoto para la política tradicional. Llegaba un exguerrillero prometiendo una 'Bogotá Humana'. Su mandato (2012-2015) fue, sin exagerar, uno de los más turbulentos que ha vivido la capital. [28] Recuerdo la intensidad de esos días; cada decisión generaba una tormenta. Su programa 'Basura Cero' es un caso de estudio: buscaba formalizar a los recicladores y estatizar el servicio, pero su caótica implementación provocó una crisis sanitaria en diciembre de 2012. Esta crisis se convirtió en el arma principal de sus opositores y le costó una destitución por parte del Procurador Alejandro Ordóñez, la cual, tras una batalla jurídica y masivas movilizaciones ciudadanas, fue revertida. [2] Por otro lado, implementó políticas aplaudidas por su impacto social, como el 'mínimo vital de agua potable' para los estratos más bajos [31] y la expansión de la jornada única en los colegios. [15]

La gestión de Petro en Bogotá fue un laboratorio a gran escala para sus ideas. Su estilo de gobierno, directo y confrontacional, lo llevó a chocar con el Concejo, el gobierno nacional y los gremios. [28] Sus críticos hablaban de falta de gerencia; sus defensores, de valentía para enfrentar a las 'mafias'. Las encuestas de la época reflejaban esta fractura: un núcleo de apoyo férreo y un rechazo igualmente fuerte en el resto de la ciudad. [28] En el escenario nacional, la relación con Sergio Fajardo empezaba a perfilarse. Aunque no era un tema capitalino, ya se veía que ambos representaban dos visiones de cambio muy distintas. La idea de un apoyo de Fajardo a Petro era impensable; eran, a todas luces, futuros rivales. La experiencia en la Alcaldía fue una escuela intensiva que forjó su carácter y su estrategia. Aprendió a movilizar a sus bases y a usar las crisis a su favor. Cada polémica en Bogotá fue una lección para su gran objetivo: la Presidencia.

Imagen de archivo de Gustavo Petro durante su período como alcalde de Bogotá, discutiendo sus políticas urbanas y sociales.

La Carrera Presidencial y la Dinámica con Fajardo

El final de su alcaldía fue solo el comienzo de su verdadera ambición: la Presidencia. Para la campaña de 2018, su nombre ya era una referencia nacional. Fue en esa contienda donde la tensión entre Petro y Sergio Fajardo estalló. Fajardo, con su discurso moderado centrado en la educación, y Petro, con su propuesta de ruptura de izquierda, competían por el mismo voto de descontento. Las encuestas mostraban a Petro creciendo de manera constante, consolidándose en el segundo lugar detrás de Iván Duque. La gran pregunta en todos los círculos políticos era quién lograría pasar a segunda vuelta. Petro lo consiguió por un margen muy estrecho. Entonces, todos los ojos se posaron en Fajardo. La posibilidad de que el exgobernador de Antioquia apoyara a Petro se convirtió en el clamor de un sector que veía en esa unión la única forma de ganar. Pero Fajardo, argumentando diferencias profundas y ataques recibidos durante la campaña, se negó. Su famosa decisión de 'irse a ver ballenas' y votar en blanco fue vista por el petrismo como la traición que le entregó la victoria a la derecha. Ese episodio abrió una herida que condicionaría la política colombiana por años.

Para 2022, la lección estaba aprendida. Petro construyó una coalición más amplia, el Pacto Histórico, y moderó su discurso para atraer al centro. Desde el principio, los sondeos de opinión lo daban como el gran favorito. La pregunta ya no era si llegaría a la segunda vuelta, sino si podría ganar en la primera. [9, 13] La campaña fue una verdadera 'guerra de encuestas', cada una generando debates sobre su fiabilidad e influencia. [19] La relación con el centro seguía siendo clave. Fajardo volvió a intentarlo, pero su campaña nunca despegó, atrapada en divisiones internas. Cuando quedó fuera de la contienda final contra el sorpresivo Rodolfo Hernández, la pregunta sobre su apoyo resurgió. Esta vez, el ambiente era diferente. Petro hizo gestos de acercamiento, llegando a decir que él sí votaría por Fajardo en una situación inversa. [27] Aunque no hubo una adhesión formal, la presión de sus propias bases y el temor a Hernández hicieron que gran parte del voto de centro, incluyendo a muchos fajardistas, se inclinara por Petro. El 19 de junio de 2022, Gustavo Petro hizo historia, convirtiéndose en el primer presidente de izquierda de Colombia. [25] Fue la culminación de una década de persistencia y de una lectura acertada del sentir ciudadano. El polémico alcalde de Bogotá se había convertido en el presidente del cambio.

Montaje fotográfico que representa la compleja y a menudo tensa relación política entre Sergio Fajardo y Gustavo Petro.

El Gobierno del Cambio: Legado y Desafíos Actuales

La llegada de Gustavo Petro a la Casa de Nariño el 7 de agosto de 2022 significó un antes y un después. Desde el primer día, su 'Gobierno del Cambio' dejó clara su intención de impulsar reformas estructurales en salud, pensiones, trabajo y política agraria. [42] Muchas de estas ideas son un eco de lo que intentó en Bogotá; por ejemplo, su visión de una salud más preventiva recuerda sus esfuerzos por fortalecer los hospitales públicos de la capital. Su política de 'Paz Total' es, en cierto modo, la culminación de su propia biografía: de la insurgencia al poder institucional. Sin embargo, gobernar un país es un desafío de otra magnitud. Petro ha enfrentado una oposición férrea en el Congreso y los gremios, y su particular estilo de gobierno, centrado en su cuenta de X (antes Twitter) para comunicar, confrontar y hasta dar órdenes, se ha convertido en su sello. [3, 18] Esto le genera una conexión directa con sus bases, pero también críticas por su impulsividad.

Las encuestas durante su mandato dibujan un país partido en dos. Tras una breve 'luna de miel', su aprobación ha fluctuado, mostrando una base de apoyo muy leal pero también un rechazo muy consolidado. En este escenario, la figura de Sergio Fajardo ha evolucionado. Ya no es el rival electoral, sino una de las voces críticas más representativas del centro político, que señala lo que considera improvisación y polarización por parte del gobierno. [24, 30] Cuando Fajardo critica al presidente por culpar a su propio equipo de la falta de ejecución, [32] está canalizando el sentir de un sector que quería un cambio, pero no se identifica con el estilo de Petro. La vieja pregunta sobre un posible apoyo se ha transformado en un análisis de sus críticas como termómetro del descontento.

El legado de esta presidencia se está escribiendo día a día. Sus defensores celebran logros como la reforma pensional, [42] la reducción de la inflación y su liderazgo internacional en la agenda ambiental. Sus críticos alertan sobre el deterioro de la seguridad y la incertidumbre económica. [40] En última instancia, la historia entre Petro y Fajardo es una metáfora de las tensiones de Colombia: el pulso entre un cambio reformista y uno rupturista. Para quien desee profundizar en los detalles de la gestión actual, portales de análisis como Razón Pública ofrecen una cobertura plural y rigurosa. El futuro del país dependerá de la capacidad de sus líderes para tender puentes sobre estas fracturas y construir un proyecto de nación viable para todos.