Diego Gustavo Barroetaveña es una figura central en el Poder Judicial argentino. Como juez de la Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal, ha tenido en sus manos algunas de las causas más resonantes y con mayor impacto político de la historia reciente del país. Su trayectoria, que se extiende desde la justicia provincial hasta el máximo tribunal penal, está marcada por decisiones cruciales en casos emblemáticos como 'Vialidad', 'Hotesur-Los Sauces' y 'Memorándum con Irán', que involucran a las más altas esferas del poder político. Este artículo se adentra en la figura del juez Barroetaveña, explorando sus orígenes, su ascenso en la carrera judicial, el análisis pormenorizado de sus fallos más significativos y el debate sobre su perfil doctrinario. Se examina la labor de Diego Barroetaveña juez en un contexto de alta polarización, desentrañando la complejidad de su rol y la influencia de sus sentencias en el panorama político y judicial de Argentina. A través de un recorrido detallado, se ofrece una visión integral sobre uno de los magistrados más influyentes y observados de la actualidad.

El Origen y Ascenso de Diego Barroetaveña en la Judicatura
Para comprender la magnitud de la figura de Diego Barroetaveña en el entramado judicial argentino, es imprescindible realizar un recorrido exhaustivo por su carrera, una trayectoria que lo ha llevado desde los tribunales provinciales hasta uno de los asientos más relevantes de Comodoro Py. Nacido el 22 de diciembre de 1961 en San Fernando, provincia de Buenos Aires, Diego Gustavo Barroetaveña forjó su camino en el derecho obteniendo su título de abogado en la prestigiosa Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) el 31 de agosto de 1988. [27] Su vocación por el ámbito público y, en particular, por la justicia, se manifestó tempranamente, iniciando su carrera en el Poder Judicial de la Provincia de Buenos Aires en 1987. [27]
Sus primeros pasos lo encontraron desempeñando funciones como auxiliar en un juzgado penal de San Isidro, para luego transitar por una defensoría de pobres y ausentes, donde se desempeñó como oficial y más tarde como auxiliar letrado. [27] Esta experiencia inicial en la defensa pública le proporcionó una perspectiva integral del sistema penal, una visión que sin duda enriquecería su futura labor como magistrado. Posteriormente, su carrera continuaría en ascenso dentro de la estructura judicial bonaerense, ocupando el cargo de auxiliar letrado en la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de San Isidro, una posición que ocupó durante casi ocho años, desde 1990 hasta 1998. [27] Este período fue fundamental para consolidar su conocimiento procesal y sustantivo en el fuero penal, preparándolo para los desafíos que vendrían.
El año 1998 marcó un hito en su carrera: Diego Barroetaveña fue designado Juez de Garantías N° 1 del Departamento Judicial de San Isidro. [27] Este rol, introducido por las reformas procesales en la provincia, lo colocó en una posición novedosa y de gran responsabilidad: la de ser el custodio de las garantías constitucionales durante la etapa de investigación penal. Fue en este cargo donde su nombre comenzó a adquirir notoriedad pública, al intervenir en casos de alto perfil mediático como el asesinato de María Marta García Belsunce. [8, 13] En esta causa, sus decisiones y su celo por el cumplimiento de las garantías procesales generaron debates y pusieron de manifiesto un estilo judicial que lo caracterizaría en el futuro. [8] Su gestión como juez de garantías se extendió hasta julio de 2005, un período en el que se consolidó como un magistrado de peso en la justicia provincial. [5]
El salto a la justicia nacional se produjo en 2005, cuando, tras superar un concurso de oposición y antecedentes, fue nombrado Juez de Cámara del Tribunal Oral en lo Criminal N° 21 de la Capital Federal. [5] Este cambio no solo representó un ascenso en la jerarquía judicial, sino también un traslado al epicentro del poder judicial federal. En este tribunal, el juez Barroetaveña participó en juzgamientos de gran relevancia, incluyendo crímenes de lesa humanidad y el caso del asesinato del militante Mariano Ferreyra, donde se condenó al sindicalista ferroviario José Pedraza a 15 años de prisión. [8, 22] Estas actuaciones demostraron su capacidad para abordar casos de enorme complejidad fáctica y jurídica, con profundas implicancias políticas y sociales. Su paso por los tribunales orales, sumado a su experiencia previa como juez de garantías, le otorgó una visión completa del proceso penal, desde la investigación inicial hasta la sentencia definitiva.
Paralelamente a su labor jurisdiccional, Diego Barroetaveña cultivó un destacado perfil académico. Se especializó en Derecho Penal y en Finanzas Públicas y Derecho Tributario en los cursos de posgrado de la UBA, y se ha desempeñado como profesor en múltiples casas de estudio. [2] Es profesor adjunto regular de Finanzas Públicas y Derecho Tributario en la Facultad de Derecho de la UBA, profesor titular de Derecho Penal en la Universidad Católica de Santiago del Estero, y ha impartido clases de posgrado en la Universidad del Centro de la provincia de Buenos Aires, la Universidad de San Isidro y la Universidad de Palermo. [2] Además, es autor de diversos artículos y libros sobre Derecho Penal Tributario y Derecho Procesal Penal. [2, 5] Esta faceta académica no es un mero dato curricular; refleja una profunda vocación por la dogmática jurídica y la formación de nuevas generaciones de abogados, y sustenta teóricamente muchas de sus decisiones judiciales. Su involucramiento en instituciones como el Consejo Académico de la Escuela Judicial del Consejo de la Magistratura de la Nación y su rol como Director del Instituto de Ciencias Penales del Colegio de Abogados de San Isidro, dan cuenta de su compromiso con la mejora y la reflexión sobre el sistema de justicia. [2]
El cénit de su carrera llegó en 2018, cuando, nuevamente por concurso, fue designado Juez de la Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal. [2] Este tribunal es el más alto en la jerarquía del fuero penal federal, solo por debajo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Su función es revisar la legalidad y la logicidad de las sentencias dictadas por los tribunales orales federales y las cámaras de apelaciones de todo el país. Es, en la práctica, el tribunal que tiene la última palabra en la gran mayoría de las causas penales federales, incluyendo aquellas de corrupción, narcotráfico, trata de personas y crímenes de lesa humanidad. La Sala I, que integra el diego barroetaveña juez, ha sido históricamente una de las más influyentes y sus decisiones marcan el rumbo de la jurisprudencia penal en Argentina. La llegada de diego barroetaveña a esta instancia lo posicionó definitivamente como uno de los jueces más poderosos e influyentes del país, un rol que asumiría con protagonismo en los años subsiguientes, especialmente en causas que involucran directamente a la cúpula del poder político. [8] Su actividad no se limitó a lo estrictamente judicial; también incursionó en la política judicial, siendo electo como representante de los jueces en el Consejo de la Magistratura de la Nación por la Lista Bordó, una agrupación tradicionalmente crítica de las corrientes políticas asociadas al kirchnerismo. [13, 19] Esta doble función, como juez de Casación y consejero, amplificó aún más su influencia, otorgándole voz y voto en la selección, sanción y remoción de magistrados, así como en la administración del Poder Judicial. La figura del barroetaveña juez se transformó así en un actor central, no solo en la resolución de conflictos penales, sino también en la configuración misma del sistema de justicia. La combinación de su extensa experiencia, su sólida formación académica y su posicionamiento estratégico en las más altas esferas de la judicatura, delinean el perfil de un magistrado cuya influencia es tan innegable como debatida.

Las Sentencias Clave de Barroetaveña: Vialidad, Hotesur y el Pacto con Irán
La posición de Diego Barroetaveña en la cúspide del fuero penal federal lo colocó como un actor determinante en una serie de causas que han definido la agenda política y judicial de Argentina en la última década. Sus votos y argumentaciones en la Cámara Federal de Casación Penal, a menudo en fallos divididos y de enorme complejidad técnica, han tenido consecuencias directas sobre las figuras políticas más importantes del país. Analizar estas intervenciones es esencial para comprender el rol del barroetaveña juez y el impacto de su judicatura.
La Causa Vialidad: Confirmación de Condena y Debate sobre Asociación Ilícita
Quizás el caso más emblemático en el que ha intervenido es la denominada 'Causa Vialidad'. Este proceso investigó un presunto esquema de corrupción en la adjudicación de obra pública en la provincia de Santa Cruz entre 2003 y 2015, y tuvo como principal acusada a la entonces vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. En noviembre de 2024, la Sala IV de la Casación, integrada por Barroetaveña junto a los jueces Mariano Borinsky y Gustavo Hornos, dictó un fallo de más de 1500 páginas que sacudió el escenario nacional. [29] La decisión principal fue confirmar la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos contra Fernández de Kirchner por el delito de administración fraudulenta agravada en perjuicio de la administración pública. [11, 18, 29] El fallo de diego barroetaveña y Mariano Borinsky constituyó la mayoría que ratificó esta condena, al igual que las de otros exfuncionarios como el empresario Lázaro Báez y el exsecretario de Obras Públicas José López. [18, 29]
Sin embargo, la deliberación interna del tribunal reveló matices importantes. Mientras Hornos votó por condenar a la expresidenta también por el delito de asociación ilícita, como había solicitado la fiscalía en su recurso, la mayoría compuesta por diego barroetaveña y Borinsky desestimó esa figura penal. [29] Esta disidencia no es menor. La figura de la asociación ilícita implica la existencia de una organización criminal con un plan deliberado para cometer delitos, una calificación mucho más grave y con un fuerte simbolismo político. Al descartarla, el juez barroetaveña se centró en la prueba de la administración fraudulenta, es decir, en la gestión perjudicial de los fondos públicos, pero sin dar por probada la existencia de una 'banda' conformada desde el poder para delinquir de manera sistemática. Esta decisión, aunque confirmatoria de la condena, fue interpretada de diversas maneras: para algunos, fue una muestra de rigor técnico al no encontrar acreditados los elementos típicos de la asociación ilícita; para otros, fue una decisión que, si bien condenatoria, evitaba la calificación más dura. El fallo de Casación fue un punto de inflexión, ya que representaba la primera condena por corrupción contra un vicepresidente en ejercicio que era ratificada por una segunda instancia, dejando a la Corte Suprema como último escalón de apelación. [29] Las deliberaciones y la decisión final del tribunal, con la participación crucial del diego barroetaveña juez, expusieron la tensión entre la aplicación técnica de la ley penal y las enormes presiones políticas y mediáticas que rodearon el caso desde su inicio. [3]
Hotesur-Los Sauces y Memorándum con Irán: La Reapertura de Juicios Orales
Otra intervención de altísimo impacto del juez barroetaveña se produjo en septiembre de 2023, cuando, junto a su colega Daniel Petrone, conformó la mayoría en la Sala I de Casación para revocar los sobreseimientos que se habían dictado en favor de Cristina Kirchner y otros imputados en las causas 'Hotesur-Los Sauces' y 'Memorándum con Irán'. [4, 16] Ambas decisiones implicaron ordenar la realización de los juicios orales, que habían sido cancelados por los tribunales orales federales correspondientes.
En el caso 'Hotesur-Los Sauces', se investigaba un presunto delito de lavado de activos a través de alquileres de propiedades y plazas hoteleras de las sociedades de la familia Kirchner a empresarios beneficiados con la obra pública. [4, 7] El Tribunal Oral Federal 5 había sobreseído a todos los acusados en noviembre de 2021, argumentando que no había delito porque los fondos estaban bancarizados y que los hechos ya estaban siendo juzgados, en esencia, en la causa 'Vialidad'. [4] Sin embargo, el fallo de diego barroetaveña y Petrone fue lapidario con esa decisión. Consideraron que el tribunal oral se había extralimitado en sus funciones al dictar un sobreseimiento sin la realización del juicio. Sostuvieron que la prueba en la que se basó el TOF 5 no era 'novedosa' y que la valoración sobre la existencia o no de delito debía hacerse en el marco de un debate oral y público, donde la fiscalía pudiera producir y discutir toda la evidencia. [4, 15] Calificaron la decisión de primera instancia como 'deficitaria' y apartaron a los jueces que la habían firmado, Daniel Obligado y Adrián Grünberg, de un futuro juicio. [16] El fallo hizo una excepción con Florencia Kirchner, quien fue sobreseída por considerar que era menor de edad cuando comenzaron los hechos investigados. [15]
Simultáneamente, y con argumentos similares, la misma Sala I, con los votos de diego barroetaveña y Petrone, revocó el sobreseimiento en la causa por la firma del 'Memorándum de Entendimiento con Irán'. [4, 21] En este expediente, iniciado por la denuncia del fiscal Alberto Nisman días antes de su muerte, se acusaba a Cristina Kirchner y a otros exfuncionarios de encubrir a los ciudadanos iraníes sospechosos del atentado a la AMIA. [21, 28] El Tribunal Oral Federal 8 había cerrado el caso en 2021, al entender que la firma de un tratado internacional aprobado por el Congreso no podía constituir un delito. [25] Nuevamente, el juez barroetaveña y su colega consideraron que el tribunal oral actuó de manera 'arbitraria' y 'caprichosa', forzando una decisión anticipada sin permitir que la acusación se probara en un juicio. [21] Sostuvieron que la inexistencia de delito no era una conclusión evidente y palmaria que habilitara a cerrar el caso sin debate. Al igual que en 'Hotesur', apartaron a los jueces del TOF 8 y ordenaron que la causa sea juzgada. [16, 21] Estas dos decisiones gemelas, tomadas el mismo día, representaron un severo revés judicial para la expresidenta y reinstalaron en la agenda pública dos de las acusaciones más graves en su contra. La labor del barroetaveña juez fue central para revertir lo que parecían ser victorias definitivas para las defensas y reafirmar el principio de que, salvo excepciones muy taxativas, la verdad jurídica debe determinarse en un juicio oral. [17]

El Perfil del Juez Barroetaveña: Entre el Garantismo y la Firmeza
Definir el perfil doctrinario de un magistrado como Diego Barroetaveña es una tarea compleja, que escapa a las etiquetas simplistas. Su trayectoria y sus fallos revelan a un juez con un profundo conocimiento técnico, un apego a las formas procesales y una notable capacidad para navegar en las aguas turbulentas de las causas con alto voltaje político. Si bien su designación en Casación y su pertenencia a la Lista Bordó de la Asociación de Magistrados lo sitúan en un espectro crítico a las corrientes judiciales más afines al kirchnerismo, sus sentencias no siempre responden a un patrón ideológico predecible. [13, 19, 22]
En sus inicios como juez de garantías en San Isidro, demostró un fuerte compromiso con los derechos de los imputados, como se evidenció en el caso García Belsunce, donde fue acusado de no ceder a la presión mediática y fiscal para detener al viudo sin, a su criterio, pruebas suficientes. [8] Esta faceta podría emparentarlo con una visión garantista del derecho penal, aquella que pone el acento en los límites al poder punitivo del Estado y en la observancia estricta de las garantías constitucionales. Sin embargo, su actuación en el juicio por el crimen de Mariano Ferreyra, donde se impuso una dura condena a un poderoso líder sindical, y sus fallos posteriores en Casación, muestran también a un magistrado dispuesto a aplicar la ley penal con firmeza cuando considera acreditada la responsabilidad de los acusados. [8]
La clave para entender al diego barroetaveña juez parece residir en su enfoque procesalista. Sus decisiones más resonantes, como la revocación de los sobreseimientos en 'Hotesur' y 'Memorándum con Irán', no se basaron en una condena anticipada de los imputados, sino en un argumento estrictamente procesal: la imposibilidad de que un tribunal de juicio cierre una causa de manera definitiva sin celebrar el debate oral, salvo en circunstancias excepcionales que, a su juicio, no se daban. [4] Barroetaveña y su colega Petrone argumentaron que los tribunales orales habían realizado una valoración prematura de la prueba y se habían arrogado una facultad que no les correspondía, usurpando el rol del fiscal como titular de la acción penal. [21] Este enfoque defiende la centralidad del juicio oral como el escenario por excelencia para la determinación de la verdad y la responsabilidad penal, un pilar del sistema acusatorio hacia el que Argentina avanza. [6] De hecho, el propio juez Barroetaveña, desde su rol en Casación, ha sido uno de los impulsores de la implementación del nuevo Código Procesal Penal Federal, que consagra este sistema. [6]
Un Magistrado Bajo Presión y en la Arena Política
La actuación del juez barroetaveña no puede ser disociada del contexto de extrema polarización y del intenso debate sobre el 'lawfare' o la guerra judicial. Sus fallos han sido celebrados por la oposición política y gran parte de los medios de comunicación como actos de justicia y valentía, mientras que desde el peronismo y el kirchnerismo han sido calificados como parte de una persecución política orquestada desde el poder judicial en connivencia con intereses políticos y mediáticos. [3, 20] Cristina Kirchner misma se ha referido públicamente a él y a sus colegas en duros términos, cuestionando su imparcialidad. [3, 8]
La posición de Diego Barroetaveña es, por lo tanto, inherentemente incómoda. Cualquier decisión que tome en estas causas sensibles es inevitablemente leída en clave política. En una entrevista, él mismo reconoció la presión al afirmar: “A veces sentimos que el Consejo [de la Magistratura] es una casa tomada por la política”. [13] Esta declaración revela la conciencia de un magistrado que opera en una zona de confluencia entre el derecho y el poder, donde la independencia judicial es un bien que debe ser defendido activamente. Su carrera también ha estado exenta de polémicas, como cuando fue denunciado junto a sus colegas de sala por el fallo que benefició al primo del expresidente Mauricio Macri en la 'Causa de los Cuadernos', aunque la denuncia fue finalmente desestimada en el Consejo de la Magistratura. [26]
En definitiva, Diego Barroetaveña encarna la figura del juez técnico que, por la naturaleza de su cargo y los casos que le ha tocado resolver, se ha convertido en un actor político de primer orden. Su legado se definirá por la solidez jurídica de sus argumentaciones frente al escrutinio de la historia y de las instancias judiciales superiores, como la Corte Suprema. Su trayectoria, desde la justicia provincial hasta el vértice del poder judicial penal, lo ha preparado para este rol. A través de sus sentencias, el juez barroetaveña no solo ha decidido sobre la libertad y el honor de personas, sino que también ha delineado los contornos de la responsabilidad de los funcionarios públicos y la capacidad del sistema de justicia para investigar al poder. Su figura, por tanto, seguirá siendo objeto de intenso análisis y debate en los años venideros, como un reflejo de las tensiones y desafíos que enfrenta la República Argentina. Para profundizar en el funcionamiento de la Cámara Federal de Casación Penal, se puede consultar la página del Centro de Información Judicial (CIJ), organismo dependiente de la Corte Suprema de Justicia.