Gustavo Francisco Petro Urrego representa un punto de inflexión en la historia política de Colombia. Su vida es una compleja narrativa que transita desde la clandestinidad como miembro de la guerrilla del M-19 hasta alcanzar la máxima magistratura del país. Este artículo explora en profundidad la figura de Gustavo Petro, comenzando por sus años de formación y su controversial militancia, que moldearon su ideología y su carácter imperturbable. Se analiza su desmovilización y su ingreso a la política formal, donde se destacó como un congresista implacable en sus denuncias contra la corrupción y la parapolítica. El recorrido continúa con su gestión como Alcalde de Bogotá, un periodo de grandes reformas y profundas polémicas que definieron su perfil como gobernante. Se detallan exhaustivamente las candidaturas de Gustavo Petro en 2010, 2018 y su victoriosa campaña de 2022, que lo consolidó como el primer presidente de izquierda en la historia moderna de Colombia. Finalmente, se examinan los logros, desafíos y las controversias de su gobierno, enmarcado en la ambiciosa promesa de un "Pacto Histórico" para transformar las estructuras sociales y económicas del país. Esta es la historia de una perseverancia política sin precedentes.

Los Orígenes de un Líder Controvertido: Gustavo Petro, de la Militancia a la Política Formal
La historia de Gustavo Petro es, en esencia, la crónica de una transformación profunda y de una perseverancia inquebrantable que ha marcado indeleblemente el panorama político colombiano del último medio siglo. Para comprender al presidente, es ineludible sumergirse en los orígenes de Gustavo Francisco Petro Urrego, nacido el 19 de abril de 1960 en Ciénaga de Oro, Córdoba. [6, 14] Aunque su nacimiento fue en la costa Caribe, su crianza en Zipaquirá, Cundinamarca, lo moldeó en el frío ambiente andino, un contraste que parece reflejarse en su propia personalidad, a menudo descrita como calculadora y distante. Desde joven, mostró una inclinación por la lectura y el debate, fundando un periódico estudiantil y un centro cultural en su colegio. [16] Fue en esta etapa juvenil, a los 17 años, cuando tomó la decisión que definiría gran parte de su vida: unirse al Movimiento 19 de Abril (M-19). [6, 10]
El M-19 no era una guerrilla marxista-leninista tradicional como las FARC o el ELN. Nació como una reacción nacionalista y populista al presunto fraude en las elecciones presidenciales de 1970 que le habrían arrebatado la victoria al general Gustavo Rojas Pinilla. [20] Esta guerrilla urbana, compuesta en gran parte por jóvenes intelectuales y de clase media, se caracterizó por acciones de alto impacto simbólico, como el robo de la espada de Simón Bolívar en 1974, un acto que buscaba posicionarlos como herederos del 'Libertador'. [22] La militancia de Gustavo Petro, bajo el alias de 'Aureliano' —un claro homenaje a Gabriel García Márquez—, se centró más en el trabajo político y comunitario que en la confrontación armada directa. [10, 12] En Zipaquirá, lideró la fundación de un barrio popular, el Bolívar 83, demostrando una temprana vocación por la organización social. [12] Sin embargo, su pertenencia al M-19 no estuvo exenta de consecuencias. En 1985, fue arrestado por el ejército por porte ilegal de armas y pasó 18 meses en prisión, una experiencia que, según sus propias palabras, lo marcó profundamente. [10, 20]
La década de los 80 fue un período de intensa violencia en Colombia, pero también de búsquedas de paz. El M-19, bajo el liderazgo de Carlos Pizarro Leongómez, fue pionero en un proceso de diálogo que culminó con su desmovilización y entrega de armas en 1990. [9] Gustavo Petro fue una figura activa en este tránsito hacia la vida civil, convencido de que la lucha armada había llegado a un callejón sin salida y que el futuro estaba en la arena democrática. La transformación del M-19 en el partido político Alianza Democrática M-19 (AD M-19) fue un éxito rotundo en sus inicios. Este nuevo movimiento se convirtió en una fuerza determinante en la Asamblea Nacional Constituyente que redactó la Constitución de 1991, considerada una de las más progresistas de América Latina. Fue en este contexto que Gustavo Petro inició su carrera política formal, siendo elegido Representante a la Cámara por Cundinamarca en 1991. [4, 11] Este primer cargo público fue la plataforma desde la cual comenzaría a construir su imagen de legislador combativo. Durante este periodo, las futuras candidaturas de Gustavo Petro a la presidencia eran un sueño lejano, pero su ambición y su capacidad para generar debates incómodos ya eran evidentes.
Del Congreso a la Fama Nacional: El Denunciante Implacable
Tras un breve paso como agregado diplomático en Bélgica debido a amenazas contra su vida, Gustavo Francisco Petro Urrego regresó a Colombia en 1998 para ser elegido nuevamente a la Cámara de Representantes, esta vez por Bogotá. [9, 13] Fue en el Congreso donde su figura adquirió una notoriedad nacional. Se especializó en debates de control político, destacándose por sus rigurosas investigaciones y sus valientes denuncias sobre la corrupción y, sobre todo, la 'parapolítica'. Este término se acuñó para describir los nexos entre políticos, empresarios y los grupos paramilitares de ultraderecha (Autodefensas Unidas de Colombia - AUC). Las denuncias de de Gustavo Petro, a menudo presentadas con meticuloso detalle en largas sesiones plenarias, expusieron a decenas de congresistas y funcionarios públicos, contribuyendo a uno de los mayores escándalos en la historia del país y ganándole el reconocimiento como uno de los mejores congresistas. [11, 13] Esta faceta de fiscalizador implacable le granjeó tanto admiradores como poderosos enemigos. Consolidó una base de apoyo en la opinión pública que veía en él a un político diferente, dispuesto a enfrentarse a las mafias y a las élites tradicionales. Su estrategia de comunicación, que más adelante se potenciaría con herramientas digitales como un hipotético sitio gustavo petro com, comenzó a forjarse en estos años: la denuncia directa, la presentación de pruebas y la apelación constante al 'pueblo'.
En 2006, dio el salto al Senado de la República con el Polo Democrático Alternativo (PDA), un partido que aglutinaba a diversas fuerzas de izquierda. Desde su escaño en la cámara alta, continuó y profundizó sus debates sobre la parapolítica, consolidándose como la principal voz de la oposición al gobierno de Álvaro Uribe Vélez. [8] Su estilo confrontacional y su retórica afilada lo convirtieron en una figura polarizante, amado por unos y odiado por otros, pero nunca ignorado. La experiencia acumulada, la visibilidad mediática y el capital político que amasó durante estos años como congresista fueron los cimientos sobre los cuales se construirían las futuras e insistentes candidaturas de Gustavo Petro. Entendió que para aspirar al poder ejecutivo no bastaba con ser un buen legislador; necesitaba un movimiento propio y una narrativa que conectara con las aspiraciones de cambio de una parte significativa de la sociedad colombiana. Ese fue el proyecto al que dedicaría las siguientes décadas, una maratón política que lo llevaría, tras varios intentos y reinvenciones, a la Casa de Nariño. La figura de Gustavo Petro ya no era solo la de un exguerrillero o un congresista, sino la de un aspirante real al poder, un cambio que redefiniría las reglas del juego político en Colombia.

El Ascenso Político: Alcaldía de Bogotá y las Candidaturas de Gustavo Petro
La década de 2010 marcó un punto de inflexión en la carrera de Gustavo Petro, una etapa en la que pasó de ser un influyente senador de la oposición a un contendiente real por el poder ejecutivo y, finalmente, a la segunda posición política más importante de Colombia: la Alcaldía Mayor de Bogotá. Fue un período de consolidación, pero también de profundas controversias que forjaron la imagen pública que lo llevaría a la presidencia. Su primera incursión en la carrera presidencial, una de las determinantes candidaturas de Gustavo Petro, tuvo lugar en 2010. Tras ganarle una consulta interna del Polo Democrático Alternativo (PDA) al experimentado Carlos Gaviria Díaz, Gustavo Petro se convirtió en el candidato oficial de la izquierda para suceder a Álvaro Uribe. [9] En un escenario dominado por la figura de Juan Manuel Santos, heredero del uribismo, y la sorpresiva 'Ola Verde' de Antanas Mockus, Petro obtuvo un meritorio cuarto lugar con más de 1.3 millones de votos, un 9.1% del total. [19] Aunque no fue una victoria, este resultado fue significativo: demostró que un candidato de izquierda, con su pasado en el M-19, podía captar una base electoral considerable a nivel nacional y no solo en nichos académicos o sindicales. La campaña de de Gustavo Petro en 2010 sentó las bases de su discurso futuro: la lucha contra la desigualdad, la defensa de lo público y la crítica al modelo económico neoliberal. Sin embargo, poco después de las elecciones, profundas divisiones internas en el PDA, especialmente relacionadas con el escándalo de corrupción del 'Carrusel de la Contratación' que involucraba al alcalde de Bogotá, Samuel Moreno, también del Polo, llevaron a Gustavo Petro a abandonar el partido. Fundó entonces su propio movimiento, Progresistas, con el cual se lanzaría al que sería el escenario de su mayor prueba de gobierno hasta ese momento. [8]
La 'Bogotá Humana': Un Laboratorio de Gobierno y Polémica
En 2011, Gustavo Francisco Petro Urrego fue elegido Alcalde de Bogotá para el período 2012-2015, con una votación de más de 720,000 sufragios. [5] Su administración, bajo el lema 'Bogotá Humana', se propuso implementar un ambicioso programa de gobierno enfocado en la justicia social, la inclusión de poblaciones vulnerables y la adaptación de la ciudad al cambio climático. Entre sus políticas más emblemáticas se encontraron la creación de la Secretaría de la Mujer, la implementación del 'mínimo vital' de agua gratuita para los estratos más bajos, y la puesta en marcha de los Centros de Atención Médica a Domicilio (CAMI). [5] Sin embargo, su gestión estuvo marcada por la controversia, especialmente su decisión de cambiar el modelo de recolección de basuras de la ciudad. Al intentar transferir el servicio de operadores privados a una empresa pública (Aguas de Bogotá), se produjo una crisis de basuras de tres días que paralizó partes de la capital. [12] Este episodio fue el detonante para que el entonces Procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez, lo destituyera e inhabilitara por 15 años en 2013, una decisión que generó una masiva movilización ciudadana en su apoyo y una batalla jurídica que escaló a instancias internacionales. [8] Gustavo Petro, desde el balcón del Palacio Liévano, pronunció discursos multitudinarios que lo reafirmaron como un líder popular capaz de movilizar masas. Finalmente, medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y fallos judiciales posteriores le permitieron regresar a su cargo. [8] La alcaldía de de Gustavo Petro fue un laboratorio donde aplicó sus ideas a gran escala, con aciertos reconocidos como la histórica reducción de la tasa de homicidios, pero también con críticas sobre su capacidad de ejecución y su estilo de gobierno, calificado por sus opositores como improvisado y autoritario. [5] Esta experiencia fue crucial, le proporcionó experiencia ejecutiva y endureció su carácter frente a la adversidad, elementos clave para sus futuras aspiraciones.
La Perseverancia en las Urnas: Las Candidaturas de 2018 y 2022
Tras finalizar su alcaldía, el objetivo de Gustavo Petro era claro: volver a intentarlo en la carrera presidencial. Las candidaturas de Gustavo Petro se convirtieron en una constante del panorama electoral colombiano. En 2018, bajo el movimiento 'Colombia Humana' y con un discurso pulido que conectaba con el descontento social, logró un resultado histórico. Por primera vez, un candidato de izquierda pasaba a la segunda vuelta presidencial en Colombia. Con una plataforma centrada en la transición energética, la reforma agraria y la profundización de la democracia, Petro obtuvo más de 8 millones de votos en la segunda vuelta, perdiendo contra Iván Duque, del Centro Democrático. [4] Aunque fue una derrota, el resultado fue un triunfo político sin precedentes. No solo lo consolidó como el líder indiscutible de la oposición, sino que, gracias al nuevo Estatuto de la Oposición, le otorgó un escaño directo en el Senado, desde donde continuó ejerciendo una férrea crítica al gobierno. [8] Esta campaña demostró que su base electoral había crecido exponencialmente, multiplicando por seis sus votos de 2010, y que su proyecto político era una alternativa viable de poder. [19] Las herramientas digitales, que seguramente incluían un portal como gustavo petro com, fueron fundamentales para movilizar a un electorado joven y urbano. Durante los siguientes cuatro años, Gustavo Petro se dedicó a construir una coalición más amplia. Entendió que para ganar necesitaba sumar a sectores del centro y a otros movimientos sociales. Así nació el Pacto Histórico, una alianza de partidos y movimientos progresistas, de izquierda y centro-izquierda. [2, 3] Esta coalición fue la plataforma para su tercera y definitiva candidatura presidencial en 2022. En una campaña intensa y polarizada, con Francia Márquez como su fórmula vicepresidencial —una líder social afrocolombiana que aportó un inmenso capital simbólico y electoral—, Gustavo Francisco Petro Urrego finalmente alcanzó la victoria el 19 de junio de 2022, con más de 11.2 millones de votos, la cifra más alta en la historia del país hasta ese momento. [8] Las candidaturas de Gustavo Petro, marcadas por la persistencia y la capacidad de adaptación, habían llegado a su culminación, inaugurando una nueva era en la política colombiana.

La Presidencia de Gustavo Petro: El Reto de Transformar Colombia
El 7 de agosto de 2022, Gustavo Petro Urrego se posesionó como el 34º Presidente de la República de Colombia, marcando un hito histórico al convertirse en el primer mandatario de izquierda en la historia moderna del país. [10] Su llegada al poder, tras un largo y arduo camino cimentado en las sucesivas candidaturas de Gustavo Petro, generó una mezcla de esperanza y escepticismo en una nación profundamente dividida. La ceremonia de posesión estuvo cargada de simbolismo: su primera orden como presidente fue hacer llevar la espada de Bolívar a la plaza, la misma que su antiguo movimiento, el M-19, había robado décadas atrás. [22] Este acto encapsulaba la narrativa de su proyecto: una ruptura con el pasado y la promesa de un 'cambio' profundo, materializado en su programa de gobierno "Colombia, Potencia Mundial de la Vida". Desde el inicio de su mandato, la administración de de Gustavo Petro ha impulsado una ambiciosa agenda de reformas estructurales, conocidas como las 'reformas del cambio'. Estas incluyen una reforma a la salud, que busca eliminar la intermediación de las Entidades Promotoras de Salud (EPS) y fortalecer la atención primaria; una reforma pensional, para ampliar la cobertura y crear un sistema de pilares; y una reforma laboral, con el objetivo de mejorar la estabilidad y los derechos de los trabajadores. Estas propuestas han generado intensos debates en el Congreso y en la sociedad, enfrentando una férrea oposición de los partidos tradicionales, gremios económicos y sectores conservadores. [34, 37] La gobernabilidad ha sido, sin duda, uno de los mayores desafíos para Gustavo Petro, quien ha tenido que navegar un legislativo fragmentado y, en ocasiones, hostil. La comunicación de estas complejas reformas y la defensa de su gobierno se ha centralizado en gran medida en sus propias redes sociales y en plataformas oficiales que podrían asemejarse a la visión de un gustavo petro com como un canal directo con la ciudadanía, a menudo saltándose los medios de comunicación tradicionales. [40, 42]
Logros, Controversias y la 'Paz Total'
La gestión de Gustavo Francisco Petro Urrego ha estado marcada tanto por logros significativos como por polémicas resonantes. En el ámbito económico, su gobierno ha logrado controlar la inflación y reducir el desempleo, además de sacar adelante una reforma tributaria que aumentó el recaudo proveniente de los sectores de mayores ingresos. [37] Uno de sus principales estandartes ha sido la política de 'Paz Total', una propuesta audaz que busca negociar simultáneamente con los diversos grupos armados que aún operan en el país, como la guerrilla del ELN y las disidencias de las FARC, así como someter a la justicia a bandas criminales como el Clan del Golfo. [24] Esta política ha tenido resultados mixtos, con ceses al fuego que han reducido la violencia en algunas regiones, pero que también han sido frágiles y han enfrentado críticas por presuntas concesiones a los grupos ilegales. La política exterior también ha dado un giro, restableciendo plenamente las relaciones diplomáticas y comerciales con Venezuela y adoptando un rol de liderazgo regional en temas como la crisis climática y la lucha contra las drogas, proponiendo un cambio de enfoque de la prohibición a la regulación. [7, 15] Sin embargo, la presidencia de Gustavo Petro no ha estado exenta de escándalos. Desde investigaciones sobre la financiación de su campaña hasta controversias que han involucrado a miembros de su familia y de su gabinete, estas situaciones han minado la confianza de una parte de la población y han sido utilizadas por la oposición para atacar la legitimidad de su gobierno. [36, 44] Su estilo de gobierno, a menudo descrito como personalista y centralizado, y su uso constante de la red social X para anunciar decisiones importantes, confrontar a sus críticos y fijar la agenda mediática, ha sido una fuente constante de debate sobre las formas de ejercer el poder en la era digital. [40]
El Futuro del 'Pacto Histórico' y el Legado de Petro
A medida que avanza su mandato, la gran pregunta que se cierne sobre el proyecto de Gustavo Petro es si logrará consolidar sus transformaciones y asegurar la continuidad de su movimiento político, el Pacto Histórico. [26] La conversión de esta coalición electoral en un partido unificado es uno de los grandes retos para garantizar su supervivencia más allá de la figura de su líder natural. [30] Las reformas sociales siguen siendo el núcleo de su legado, y su éxito o fracaso en el Congreso definirá en gran medida la evaluación histórica de su presidencia. El debate sobre el futuro es intenso, con especulaciones sobre quién podría ser el sucesor que continúe las banderas del cambio, un tema que el propio Petro alimenta al hablar de la necesidad de que otro gobierno progresista le suceda para completar su obra. [41] La presidencia de Gustavo Petro representa, sin lugar a dudas, el desafío más significativo al establecimiento colombiano en décadas. Su trayectoria, desde la clandestinidad como Gustavo Francisco Petro Urrego hasta convertirse en el comandante en jefe de las fuerzas armadas que antes lo combatieron, es un testimonio de las profundas paradojas y transformaciones de Colombia. Su gobierno es un experimento en tiempo real sobre la viabilidad de un proyecto de izquierda en un país con arraigadas estructuras de poder. El resultado final de este experimento —sea un cambio duradero o una anomalía histórica— dependerá de su capacidad para construir consensos, ejecutar sus políticas y mantener el apoyo popular que lo llevó al poder. Para más información oficial sobre la presidencia, se puede consultar el sitio de la Presidencia de la República de Colombia. [13] Las candidaturas de Gustavo Petro fueron el prólogo de un libro que aún se está escribiendo, cuyo desenlace definirá el rumbo de Colombia en los años venideros.