El Camino a la Presidencia: Las Tres Campañas que Definieron a Gustavo Petro

Este artículo es un viaje a través de la perseverancia política de Gustavo Petro. A lo largo de más de una década, su aspiración presidencial se manifestó en tres momentos clave que transformaron a Colombia. Analizaremos su primera candidatura en 2010, como una figura que irrumpía en la izquierda; su consolidación en 2018, cuando polarizó al país y se afianzó como el gran líder de la oposición; y finalmente, su histórica victoria en 2022 con el Pacto Histórico. En mi experiencia, he visto pocas trayectorias tan tenaces. Exploraremos cómo sus ideas sobre desigualdad, medio ambiente y justicia social fueron madurando hasta conectar con un país en plena transformación y cambiar para siempre su mapa político.

Imagen histórica del candidato Gustavo Petro en sus inicios en la política, hablando ante una multitud con la bandera de Colombia de fondo.

Tabla de Contenido

Génesis de un Contendiente: Los Primeros Pasos del Candidato Gustavo Petro

La ambición presidencial de Gustavo Petro no fue algo repentino. Se cocinó a fuego lento, forjada desde su juventud en el M-19 y su posterior salto a la política formal tras la desmovilización. Lo recuerdo bien en sus años como congresista, donde se ganó un nombre a pulso. No era un político más; sus debates eran encendidos y sus denuncias, potentes. Su investigación sobre la 'parapolítica', que destapó los lazos entre políticos y paramilitares, lo puso en el mapa como un luchador frontal contra la corrupción. Pero fue en 2010 cuando su nombre sonó por primera vez para la presidencia. En ese momento, desde el Polo Democrático Alternativo, decidió lanzarse al ruedo. Lo que muchos no vieron venir fue que derrotara en la consulta interna al veterano Carlos Gaviria, una clara señal de su capacidad para conectar con las bases que pedían un relevo. Aunque esa campaña no lo llevó a la victoria, fue su gran ensayo. Sus propuestas ya dibujaban al Petro que conoceríamos después: crítico del modelo económico, defensor de una reforma agraria y enfocado en la justicia social. Obtuvo 1.3 millones de votos, un cuarto lugar que le sirvió para medir sus fuerzas y pulir su discurso. Era un político audaz, a menudo tachado de radical, pero coherente. Su enfrentamiento con figuras de su propio partido por el 'carrusel de la contratación' en Bogotá, como el alcalde Samuel Moreno, demostró que su lealtad estaba con sus principios, aunque eso le costara la salida del Polo. Esa primera experiencia fue una escuela intensiva. Aprendió a navegar en las turbulentas aguas electorales de Colombia y a construir un mensaje que, aunque generaba anticuerpos, también inspiraba a cada vez más gente. Fue la siembra de una semilla que tardaría doce años en dar el fruto final.

El candidato Petro en una masiva concentración en plaza pública durante la campaña presidencial de 2018, bajo la bandera de Colombia Humana.

El Desafío de 2018: Petro Candidato de la Colombia Humana y la Polarización Nacional

Después de una alcaldía en Bogotá que no dejó a nadie indiferente, Gustavo Petro volvió a la carga en 2018. Pero esta vez era diferente. Ya no era una promesa, sino el líder indiscutible de la izquierda, con un movimiento propio: la 'Colombia Humana'. Esa campaña partió al país en dos. De un lado, Petro, con una propuesta de ruptura que hablaba de frenar la desigualdad, defender el acuerdo de paz y apostar por energías limpias. Del otro, Iván Duque, que representaba la continuidad del uribismo y la derecha. Fue un choque de trenes, una batalla entre dos visiones de país. Recuerdo la energía en las plazas públicas, llenas de jóvenes y de gente que se sentía por fuera del sistema. Petro demostró ser un maestro en conectar directamente con la gente, usando las redes sociales como nadie. Sin embargo, enfrentó una campaña de miedo brutal. La frase 'convertirnos en Venezuela' se repetía por todas partes, usando su pasado guerrillero para generar desconfianza. Esa estrategia funcionó en una parte del electorado y fue su mayor obstáculo. A pesar de eso, el resultado fue un terremoto político. Pasó a la segunda vuelta con casi 5 millones de votos. Y aunque perdió contra Duque, sus 8 millones de votos en el balotaje fueron una cifra histórica para la izquierda. No fue una derrota, fue una declaración de intenciones. Demostró que medio país quería un cambio profundo y lo consolidó como el jefe de la oposición. El escaño en el Senado que ganó le dio el escenario perfecto para fiscalizar al gobierno y preparar, con paciencia, su siguiente jugada.

Gustavo Petro candidato presidencial celebra su histórica victoria en 2022, levantando los brazos junto a Francia Márquez, bajo la insignia del Pacto Histórico.

La Victoria del Pacto Histórico: El Triunfo Definitivo del Petro Candidato Presidencial

La tercera fue la vencida. La campaña de 2022 fue la obra maestra de una carrera política de décadas. Después de cuatro años como la voz más crítica del gobierno, Petro hizo algo que parecía imposible: unió a casi toda la izquierda y a diversos movimientos sociales en una sola coalición, el Pacto Histórico. La clave de su éxito esta vez fue la inteligencia para leer el momento. El país venía de un estallido social en 2019 y un paro nacional en 2021 que mostraron un descontento enorme. La gente estaba en las calles pidiendo oportunidades y dignidad. Petro supo canalizar esa frustración y presentarse como la respuesta. Su lema, 'Colombia, Potencia Mundial de la Vida', conectaba la lucha por la justicia social con la defensa del planeta. Sus propuestas eran audaces: una reforma tributaria donde los que más tienen, más pagan; frenar la exploración petrolera; y por fin, implementar el acuerdo de paz. El golpe de genio fue su fórmula vicepresidencial. Al elegir a Francia Márquez, una líder social afrocolombiana, envió un mensaje potentísimo. Ella representaba a los 'nadies', a los olvidados de siempre, y eso energizó la campaña de una forma increíble. Desde el inicio, fue el favorito en las encuestas. En la primera vuelta, rozó la victoria con más del 40% de los votos. Y el 19 de junio, en una reñida segunda vuelta contra Rodolfo Hernández, logró lo que para muchos era un imposible: con más de 11.2 millones de votos, se convirtió en el primer presidente de izquierda en la historia de Colombia. Su triunfo no fue suerte. Fue el resultado de la persistencia, de saber evolucionar su discurso, de construir alianzas, y de conectar con las esperanzas de millones que sentían que por fin había llegado su turno. La historia de su ascenso es el relato de cómo una ambición personal logró interpretar y encarnar el deseo de cambio de toda una nación.