He seguido de cerca la política colombiana por más de veinte años y pocas figuras me han parecido tan fascinantes como Alejandro Char. Su poder en la costa Caribe es innegable, un verdadero fenómeno político que ha transformado Barranquilla. Este artículo no es solo un perfil, es una inmersión profunda en su método. Analizaremos cómo convirtió a su ciudad en un modelo de gestión y por qué esa misma fórmula es su gran apuesta para una eventual candidatura presidencial. Pero no todo es cemento y popularidad. También exploraremos, con la objetividad que la experiencia me ha dado, las controversias y los escándalos que lo rodean, porque son tan parte de su historia como sus logros. Desglosaremos su círculo de confianza, sus posibles alianzas y responderemos la pregunta clave: ¿es el liderazgo de Char lo que Colombia necesita para el futuro?

Tabla de Contenido
- 1. ¿Quién es Alejandro Char? El Hombre Detrás del Poder
- 2. El "Milagro de Barranquilla": Obras, Gestión y Orgullo Local
- 3. El Factor del Clan Char: Poder, Influencia y Controversia
¿Quién es Alejandro Char? El Hombre Detrás del Poder
Cuando hablamos de poder en la política colombiana, es imposible no mencionar a Alejandro Char Chaljub. Para entender su posible salto a la escena nacional, primero hay que entender al hombre. Nacido en Barranquilla en 1966, 'Álex' no es un político tradicional que escaló desde abajo; él es el rostro de un clan que ha sabido fusionar, como pocos, el músculo económico con la influencia política en toda la costa Caribe. He visto muchos líderes surgir, pero su caso es particular. Su formación como Ingeniero Civil con una maestría en gerencia de proyectos del Georgia Institute of Technology no es un dato menor. Marcó su estilo: un enfoque gerencial, casi de constructor, aplicado a la cosa pública. Su carrera comenzó en el concejo de Barranquilla y tuvo un breve pero decisivo paso por la Gobernación del Atlántico. Sin embargo, su verdadera leyenda se forjó en la Alcaldía de Barranquilla. Allí dejó de ser 'el hijo de Fuad Char' —el histórico fundador del imperio Olímpica y del Junior de Barranquilla— para convertirse en una marca propia. Este es el punto de partida para cualquier análisis sobre su futuro presidencial: no es un político que promete, es un gerente que muestra obras.
El "Milagro de Barranquilla": Obras, Gestión y Orgullo Local
Recuerdo visitar Barranquilla hace años, una ciudad con un potencial enorme pero ahogada por problemas crónicos como los peligrosos arroyos que partían la ciudad en cada aguacero. La transformación que Char lideró es, sencillamente, un caso de estudio. En sus mandatos como alcalde, implementó un modelo enfocado en megaobras que cambiaron la vida de la gente. Proyectos como la canalización de esos arroyos, la creación del espectacular Gran Malecón del Río o el programa 'Todos al Parque' no fueron solo obras de infraestructura. Fueron catalizadores de un profundo orgullo local. La gente empezó a sentir que su ciudad, antes olvidada, ahora era un referente. Esto generó una conexión emocional muy fuerte con su figura, alcanzando niveles de popularidad superiores al 95%, algo que cualquier político nacional soñaría. Desde mi experiencia, esta es su principal carta de presentación. La narrativa es simple y poderosa: 'Si lo hicimos en Barranquilla, podemos hacerlo en Colombia'. Esta es la promesa central sobre la que se construiría su campaña nacional. Él no te habla de ideología, te muestra el puente, el parque, el hospital. Y eso, para muchos ciudadanos cansados de la politiquería, es un mensaje muy potente.
El Factor del Clan Char: Poder, Influencia y Controversia
Ahora, hablemos de lo complejo. El poder de Alejandro Char no se puede entender sin su familia. El 'Clan Char' es una de las estructuras de poder más sólidas del país. No se trata solo de Álex; es una red que incluye a su padre, Fuad, y a su hermano, Arturo, expresidente del Senado. Controlan uno de los conglomerados empresariales más grandes de Colombia, lo que les da una capacidad económica y logística casi sin igual para impulsar cualquier proyecto político. Esta maquinaria es una de sus grandes fortalezas, un motor que puede movilizar votos y recursos a una escala impresionante. Sin embargo, este poder también es su mayor vulnerabilidad, su talón de Aquiles. Su nombre ha estado vinculado a graves escándalos, especialmente por las explosivas declaraciones de la excongresista Aída Merlano, quien lo acusó de ser parte de una red de compra de votos. Estas acusaciones, aunque no han logrado debilitar su fortín en la costa, son una sombra que lo perseguirá en el escenario nacional, donde el escrutinio es mucho más intenso. Por eso, al analizar a Char, siempre me encuentro con esta dualidad: el gerente de éxito con resultados visibles y el político tradicional envuelto en serios cuestionamientos. La gran pregunta es si el país está dispuesto a aceptar el paquete completo.
La Estrategia Presidencial: El Camino Hacia 2025
Una candidatura presidencial de este calibre no se improvisa. Aunque hoy es alcalde de Barranquilla, cada uno de sus actos parece calculado con la vista puesta en la Casa de Nariño. Desde mi análisis, su estrategia se sostiene sobre tres pilares muy claros. Primero, usar su alcaldía como la mejor vitrina de campaña. Cada obra que inaugura, cada indicador de seguridad que mejora, es una prueba de su eslogan no dicho: 'esto es lo que podría hacer por Colombia'. Es una campaña permanente basada en hechos, no en discursos, buscando contrastar con lo que él y su equipo pintan como la parálisis ideológica del gobierno central. El segundo pilar es la construcción de una gran coalición nacional. La experiencia de 2022 le enseñó una lección clave: solo, no puede ganar. He visto este juego muchas veces. Ya está tendiendo puentes con sectores de partidos tradicionales y líderes empresariales del interior del país. Busca posicionarse como el punto de encuentro de una alianza de centro-derecha, un líder pragmático que pueda unificar a diferentes fuerzas descontentas. Su habilidad para negociar, pulida en los negocios y en la política regional, será fundamental. Finalmente, el tercer y más delicado pilar: la gestión de sus negativos. Aquí la estrategia es doble. Por un lado, una defensa legal robusta para blindarse de las acusaciones. Por otro, construir una narrativa de persecución política, presentándose como víctima de ataques de sus adversarios. Es una jugada arriesgada, pero necesaria para intentar limpiar su imagen ante un electorado nacional mucho menos permisivo que el local. Necesita 'nacionalizarse', demostrar que entiende los problemas de la Colombia rural, de la Amazonía o del Eje Cafetero, y que tiene propuestas más allá del modelo urbano que tan bien le funcionó en casa.

Análisis de Viabilidad: ¿Tiene Char el Perfil para la Presidencia?
Llegamos a la pregunta del millón: ¿es viable que Alejandro Char sea presidente? Después de analizar sus fortalezas y debilidades, mi conclusión es que su aspiración es absolutamente plausible, pero enfrenta enormes desafíos. Su principal activo es innegable: los resultados. En un país donde la gente está agotada de promesas rotas, Char llega con un portafolio de obras que se pueden ver y tocar. Esto le da una credibilidad de ejecutor que pocos tienen. Sin embargo, la gran duda es si su 'modelo Barranquilla' se puede replicar. Colombia es un país de regiones, con problemas tan complejos como la violencia en el Catatumbo o la deforestación amazónica, que no se solucionan solo con infraestructura. Su perfil de gerente urbano podría quedarse corto para la complejidad de un Estado. Su otro gran reto es la percepción de corrupción. El 'teflón' que lo protege en el Caribe es mucho más delgado en el resto del país. Las acusaciones sobre compra de votos serían el arma principal de sus oponentes, y convencer a la opinión pública de su integridad será una batalla cuesta arriba. Su estilo de liderazgo, muy personalista, también genera dudas. Ha sido un excelente gerente, ¿pero sería un estadista capaz de dialogar y construir consensos en un país polarizado? En definitiva, el éxito de Char dependerá de su habilidad para evolucionar. Debe pasar de ser el gran alcalde de una ciudad a proponer una visión que enamore a toda una nación. Tiene que demostrar que su proyecto va más allá de los intereses de su clan y que puede liderar un gobierno transparente. El camino desde Barranquilla hasta el Palacio de Nariño es largo y complejo, pero sin duda, la historia de si lo logra o no será uno de los capítulos más interesantes de la política colombiana reciente. Para quien desee profundizar en las estructuras de poder que lo rodean, este análisis de La Silla Vacía sigue siendo una referencia clave.